Mi democracia real

Mi democracia real es una batalla que empieza cada mañana. Hay veces que no soy consciente pero en el fondo lo sé. Porque comparto lo que comenta Javier Gómez en su artículo de Málaga Hoy de que “la primera rebelión empieza en uno mismo”. Y estos días de acampadas, protestas, descontento, desencanto, y, sobre todo, esperanza me pregunto yo cuánta democracia real practico. A veces es escurridiza. Al menos para mí.

Porque me parece que las fronteras de la democracia son líneas fáciles de cruzar. Cada vez que no votamos, no por convicción, sino porque es mejor un día de playa, se deteriora un poquito la democracia.
Cada vez que fomentamos y permitimos en nuestra empresa prácticas no remuneradas
Cada vez que las aceptamos
Cada vez que contratamos a una persona para que nos ayude con la casa pero sin contrato ni cobertura
Cada vez que empadronamos a nuestros hijos en casa de nuestra tiaabuelamaternasegunda o falseamos los puntos con estudiada picaresca porque los coles que tenemos cerca no nos gustan
Cada vez que recibimos con alegría grandes regalos de las empresas que trabajan para nosotros
Cada vez que aceptamos dinero negro, porque nadie se va a enterar
Cada vez que nos saltamos la vía oficial para que todos nuestros papeles vayan más rápido que los de los demás
Cada vez que un funcionario se aprovecha de su puesto fijo para no sacar todo el rendimiento a su trabajo y dedicarse a los sudokus
Cada vez que malgastamos el dinero público porque “también es nuestro”
Cada vez que no queremos escuchar opiniones diferentes a las nuestras
...
cuando estas cosillas diarias ocurren también se deteriora un poquito la democracia. Porque ninguna democracia es perfecta. La mía tampoco. Sólo creo, espero y confío en que en la democracia en la que vivo seamos capaces de generar mecanismos que vigilen las grietas para que no se derrumbe el edificio.

Espero ser capaz de enseñaros a vosotras (mis hijas) que la libertad de expresión, la honestidad y la participación son los pilares del asunto. Confío en aprender a dejaros hablar y opinar y discrepar y elegir (que me va a costar, lo sé), porque de eso se trata. Me preocupa no saber cómo enseñaros "democracia" . Me preocupa, porque la verdad es que yo hoy también suspendo el examen.

Hasta mañana, que nos espera batallar de nuevo. Como cada día.