14N

Tengo la manía de trasladar lo grande a lo doméstico. Porque al final todo o casi todo tiene traslación a lo pequeño. Y quizás por eso voy a hacer huelga mañana.

Por lo visto, es una huelga política. Menos mal. Menos mal que la política sale a la calle, en la voz de los ciudadanos, de las organizaciones, de los profesionales. De todos. Menos mal. Porque para mí la política es la participación; son las grandes medidas que afectan a lo pequeño: a los libros del colegio y a los profesores de mis hijas, al resfriado o la artritis, a los horarios y al comedor, al pleito y a la casa, a tener o no tener trabajo. Porque antes o después puedo necesitar de la justicia, y me gustaría no tener que pedirla en función de mi salario del momento. Porque puede que tenga una enfermedad grave y me gustaría poder ser atendida siempre. Porque no quiero ser yo la que tenga que rendir cuentas injustas al banco a cuenta de leyes antiguas que ya no funcionan. Porque quiero que me traten con respeto para despedirme.

Y no creo que sea una irresponsable por ello. Sino todo lo contrario.  Mi responsabilidad es sumar. Sumarme a todos los descontentos. A los que creemos que se puede hacer de otra manera. Que falta imaginación, diálogo y acuerdo. Y cada uno se suma como quiere y como puede; porque yo hago la huelga porque quiero, y porque puedo. No llego justa a fin de mes, no me presionan en el trabajo para que no haga huelga. Soy una absoluta privilegiada.

"Es que somos todos los responsables de lo que está pasando". Asumido. Mi parte proporcional. Responsable por no haber alzado la voz antes. Por confiar. Y como no quiero sentirme más responsable de "lo que está pasando", salgo a la calle.

"Con una huelga como esta, el país pierde, sobre todo dinero". Claro. Todos los que no van a trabajar pierden su sueldo de ese día, que no es poco en los tiempos que corren. Como si no fueran pérdida los casi 6 millones de parados (entre ellos muchos periodistas), las 500 familias deshauciadas cada día, como si no fuera pérdida el dinero inyectado a una banca que no acabo de ver humana; sólo numérica (¿dónde estarán las personas que mandan en los bancos? ¿les llevamos a dar una vuelta sin coche a ver si se acercan a la realidad?) . Y si no voy a la huelga, yo me pierdo el respeto un poco.

"Afecta a la imagen de España". Será que no afectan la imagen de los suicidios por deshaucio. Que no afectan los palos en las manifestaciones. Que no afecta a la imagen de España que algunos responsables políticos no estén nunca donde deben estar. La manida marca España se ve afectada también si parecemos un pueblo sordo y ciego y mudo. Si pensamos que las cosas no están bien y no sabemos expresarlo. Y esa Europa mentada que nos va a mirar con malos ojos, no es la Europa en la que yo creo (ilusa) . Con todos mis respetos, yo también soy Europa. He aprendido a ser europea y así me siento. Y así como me encuentro yo suficientemente continental, me encuentro también con el derecho de protesta por una Europa que camina hacia donde no me gusta. Porque todavía me creo la democracia y todavía me creo Europa.

"No soluciona nada". ¿Solucionar? Es que yo no salgo a solucionar. Yo salgo a dar mi opinión. Las soluciones ya las hace cada uno en lo pequeño, con sus amigos, con sus vecinos. Echando una mano, que se suele decir. Y esperando que el sentido común impere entre aquellos que toman soluciones a lo grande con san deficit como patrón. No soluciona pero sí sirve. Porque hay muchas maneras de expresar el descontento, y esta es una. Sé que el presidente del Gobierno agradecerá el gesto a los que no han salido de sus casas (sin saber si quiera si sus razones son las que él imagina). Pero será una pena que no escuche a los que salimos. Porque para eso está un presidente. Para atender a todas las voces, a todas las opiniones. Porque puede que el Gobierno, pese a su mayoría absoluta, no lo haga todo bien, que no acierte siempre. Podría pasar.


Yo no voy a la huelga porque me lo diga nadie. Voy por mí y porque mañana es el cumpleaños de mis hijas. Y ellas crecen y yo sumo preocupación, como todos los padres del planeta. Pero ellas se merecen un mundo mejor, un país mejor, un futuro mejor que el de las cartas que están enseñando en el tapete. Se merecen vivir tan bien o mejor que yo. Así que sí, mañana hago huelga.

El Miedo


Me pregunto si este Gobierno  no tiene miedo. Miedo a equivocarse. Miedo a no dar respuesta a sus ciudadanos; a no gobernar para todos. Miedo a no acertar. Miedo a destrozar un país con sus decisiones. Ese miedo que genera respeto pero no paraliza, que le vuelve a uno constructivo aunque tenga que tomar opciones difíciles. Ese miedo que hace consultar, preguntar, consensuar y que no es incompatible con la valentía.  Ese miedo que te hace mirar alrededor y mirar que en Grecia la tijera no ha funcionado.  En Portugal tampoco. Llámenlo miedo, llámenlo prudencia. Este Gobierno no tiene miedo a equivocarse y eso a mí me preocupa. Mucho.

La crisis parece haberles quitado el miedo. El miedo a no ser modernos. Ese freno democrático que les impedía tocar determinados asuntos relacionados con el estado del bienestar y determinados derechos.

Porque me dirán qué tienen que ver con la crisis las decisiones de reforma que propone el señor Wert.
¿Que estudien los niños y las niñas por separado va a mejorar la situación del país?
¿Qué haya menos personal docente va a mejorar la prima de riesgo?
¿Que se limiten las becas va a reducir nuestro déficit? ¿O va a generar un déficit de oportunidades?
¿La reforma del aborto que tienen sobre la mesa va a generar más empleo y solucionar la burbuja inmobiliaria? ¿O limitar los derechos de las mujeres?
¿Convertir el Comité de Bioética en un comité censor mejorará la situación de las cajas?
¿Eliminar la asignación para parados de larga duración suavizará las cifras de desempleo?
¿Eliminar los contenidos de Educación para la Ciudadanía va a darnos mejor imagen ante los mercados?¿Mantener el recurso contra el matrimonio gay nos va a traer más crédito mundial?
¿Cargar contra los manifestantes mejorará la imagen de España en el exterior?
¿Recomendar el silencio y la no protesta, limitar el derecho de manifestación, favorecerá el debate constructivo?
¿Dejar de pagar a los diputados va a suponer tal ahorro como para que compense poner en riesgo el servicio público de la política?

No tienen miedo. Y me gustaría saber cuál es la profesión de los ministros y diputados. Cuántos tienen profesiones liberales o modestas. Cuántos llevan a su familia a la sanidad pública o cuentan con un seguro de sanidad privado. Cuántos llevan a sus hijos a colegios públicos. Y cuántos no contarían con presupuesto para financiar un aborto de un familiar en el extranjero en caso de necesitarlo. Si no te afecta, no tienes miedo. Si no has usado nunca los servicios públicos, resultará algo más difícil defenderlos. Por eso me gustaría saberlo. Porque no saben que el miedo es un amigo incómodo y persistente. Y se puede aprovechar una situación de crisis para hacer cambios grandes e imprevistos; pero, como dicen por ahí, en el Titanic también se hundieron los que iban en primera clase.


Nos están vendiendo Estocolmo. Como el barbero de Gianni Rodari que se dejó vender Estocolmo en un puesto callejero por un charlatán convincente. Y satisfecho (y sin Estocolmo, por supuesto) exhibía su cartel de propiedad en su barbería. Nos han vendido (hasta la saciedad) que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nos han vendido un banco (Bankia) del que no podemos ni participar, y quieren que exhibamos con orgullo nuestro certificado de propiedad en el salón. Con orgullo, vamos. Porque hay que estar satisfecho por una compra que no nos beneficia. Nos están vendiendo que, en caso de crisis, vale todo. Que la crisis todo lo justifica. Hasta el desmantelamiento del estado de derecho.

Ellos no tienen miedo. Pero quieren que todos lo tengamos. Miedo a lo que nos espera, al futuro y si me apuras a la vida. Un miedo agradecido porque "uff, por lo menos tengo trabajo". Miedo a la policía y a sus actuaciones , miedo a manifestarse o bien el miedo "a las masas enfurecidas" que, al parecer, se apoderan de las calles. La cuestión es meternos ese incómodo amigo en el cuerpo. Pero que no sea de ese miedo prudente. Sino de ese otro que paraliza, que te deja en casa, callado y sin opinar. No vaya uno a significarse. Porque las opiniones, eso dicen, no ayudan a la crisis. Mejor ser de la "mayoría silenciosa". No me apunto. Ya me dice mi madre que siempre hablo de más.


Me estoy adaptando

Llega el colegio y muchos ( ¿o más bien muchas?) le meten mano al asunto de la adaptación en la escuela en sus columnas o sus blogs. Y, queridas niñas, la que se está adaptando soy yo. Porque que los niños se tenían que adaptar nos lo habían explicado. Que a mí me parece que el maestro es el que más se tiene que mentalizar con la que se le viene encima es un hecho. Pero que toda la casa y los horarios familiares tenían que plegarse a este feliz periodo, era un asunto relativamente inesperado (ingenua que es una). Así que sí, me estoy adaptando.

Pero sobre todo me estoy adaptando a esta triste sensación de que las únicas medidas de conciliación que hay en la actualidad pasan por tener a los niños más horas fuera de casa, en el colegio o donde buenamente se pueda. "Entretenidos". Que se ha pensado en el aula matinal, en el comedor (del que me beneficio, por cierto), en las extraescolares (que en algunos casos no son para que el niño mejore o haga una actividad que realmente le apetezca, sino para tenerlo distraído hasta que sus padres llegan a casa derrotados). Y venga a sumar horas. Como si la escuela pudiera cubrir todas las horas que nos piden las empresas. Y todos entramos, preocupados (con razón) por cómo cuadrar los horarios en vez de preocuparnos por qué van a hacer nuestros niños en el aula.

Es una dinámica inquietante esta de cargar la conciliación sólo al horario escolar. A mí me lo parece. Faltos de imaginación deduzco (un mal frecuente) , a nadie se le ha ocurrido que igual la palabra conciliación podría tener que ver con poder hacer las dos cosas: no sólo tener hijos sino pasar tiempo con ellos; y trabajar, claro, a ser posible en algo que nos guste (ya me estoy pasando). Con que lo mismo se puede incentivar (fiscalmente se me ocurre) a las empresas que faciliten determinadas cosas, como poder participar del periodo de adaptación en el colegio. Porque creo de verdad que un padre o una madre agradecen sin duda que les den flexibilidad o posibilidad para formar parte de estas cosillas. Trabajador contento, trabajador más eficiente. Que hombre, uno tiene niños para verlos crecer un poco. Sin exagerar, pero habrá que pasar un rato con ellos ¿No?

No se meta en mis jardines


Señor Gallardón
Lo de mi relación con usted va a empezar a dar para un epistolario con tanta carta. Pero es que se mete en mis jardines  usted solo. ¿Quién le ha dado vela en este entierro? Entiendo sus razones. Es tiempo de ganar posiciones en su Partido  ahora que el señor presidente está de capa caída, y ganarse a un electorado que le estaba viendo tibio, porque usted siempre ha sido el "progre" del PP de toda la vida y eso no gana votantes ahora mismo. También es verdad que ese nicho de voto reparte velas para los entierros de todos. Pero dígame ¿qué hemos hecho la mitad de la población del país para que nos escoja como bandera?

Ya sé que estamos en crisis y para no hablar de la desorbitada prima de riesgo mejor lanzamos globos sonda/bomba y que se hable de otras cosillas en vez de la caída en picado del país. Pero verá, es que este tema no es exactamente otra cosilla. Es que no me vale como cortina de humo. Es que afectará a la capacidad de todas las mujeres españolas. ¿Por qué no escoge otro chivo expiatorio? Mire que enseguida empiezan las olimpiadas y el traje oficial da para más de lo que parece. Pregúntele a Esperanza Aguirre que ella sí que sabe sobre polémicas y cortinas de humo. Ah, no, que no se gustan.

Igual necesita que alguien le explique que no por ser ministro de Justicia tiene que tocar todas las leyes. Que lo suyo es mejorar el funcionamiento de la Justicia entre otras cosas. Que lo de legislar lo hace el Parlamento y que, en este caso concreto, lo mismo tendría que salir la propuesta del ministerio de Salud, Servicios Sociales e Igualdad (es una sugerencia).

Ya le comenté en otra ocasión que casi mejor que no me defendiera. De verdad yo le agradezco su interés pero no se moleste. Y no me haga la trampa de "... como en otros países europeos". Porque países europeos hay muchos y al final siempre me va a escoger el que más atrás se haya remontado en la historia de la humanidad, que le veo venir, ladrón. Que muchos como usted tienen esa fea costumbre de ir hacia atrás en vez de hacia delante por falta de creatividad. Que si me va a poner de ejemplo a Europa, le respondo con Europa, y con los datos del Centro de Derechos Reproductivos a los que te remite la página  de la ONU (sí, ese organismo). Y resulta que en el listado de países en los que no se establecen "razones" para el aborto ("no hay restricciones en cuanto a la razón") están Suiza, Alemania, Dinamarca... para otras cosas tan importantes referentes.

Ay, señor Gallardón, me solivianta usted. Que se mete en mis jardines. No me haga escribirle más cartas que esto se va a parecer a una relación consolidada. Y, sinceramente, no es mi tipo.



Queridos Reyes Magos: quiero políticos nuevos

Queridos Reyes Magos
Quiero políticos nuevos. Ya sé que os escribo a destiempo, que el dispositivo de camellos y el servicio de correos de Sus Majestades no está todavía activo. Pero es que la situación lo merece. Es un caso de emergencia.
Quiero políticos (y, siempre, políticas) que no insulten al respetable pueblo desde la tribuna, porque resulta que el respetable somos todos. Tan respetables como cualquiera, digo yo, que es lo que me han enseñado a mí: todos merecemos un respeto hasta que no se demuestre lo contrario. Políticos de esos que no suelten un "Que se jodan" tan alegremente cuando en realidad no deberían ni pensarlo.
Quiero políticos que dejen de mirarse el ombligo de partido (grande y gastado), que abandonen sus escaladas internas, si es que se creen de verdad la situación de "emergencia nacional" .
Quiero políticos que tengan partidos donde para afiliarse no haga falta padrino, (avales se llaman), no vaya a ser que nos afiliemos todos en masa y les cambiemos el sistema.
Que no se hagan los sordos, que estén en el mundo, y no en su aparato. Que no digan que conocen los problemas cuando en realidad les llegan por teletipos. Los quiero en la calle, comprando el pan, pidiendo café y tampax (sí, esos que tiene un 21% de IVA). Y los quiero haciendo entrevistas de trabajo aunque sólo sea para probar qué se siente. 

Quiero politicos que den ejemplo, con imaginación para resolver los problemas; no quiero plañideras ni lamentadores que echen la culpa a los otros.
Quiero políticos que no usen frases tipo "como Dios manda" como argumento. Porque, puestos a mandar, lo mismo Dios manda repartir más y acumular menos y el argumento se les cae de las manos.
Quiero políticos con sangre, que cuestionen, que pregunten, que maticen, que expliquen, a los que se les oiga (que los veo muy calladitos a todos últimamente (razón, Rubalcaba). Y, por favor, que no se vayan por la puerta de atrás.
Quiero políticos que no vean la protesta como una irresponsabilidad ni como una sublevación, sino como un mensaje para hacerles reflexionar.

Debo de ser de las pocas personas que aún creen que la política es un "arma" cargada de futuro, porque está cargada con ideas y con palabras. Pero, queridos Reyes Magos, no mandéis a los nuevos tiradores sin algún curso de tiro, que la cosa no está para aficionados.

No, no los quiero perfectos. Sería mucho pedir. Más de lo que somos todos. Pero sí los pido, a poder ser, un poquito humildes y un poquito peleones. Que no se den por vencidos, que usen la tozudez para pelear por todos y no para enrocarse en su soberbia.

Quiero políticos que me expliquen, porque tengo muchas preguntas.
¿Quién cree que un desempleado practica el paro como deporte de riesgo? ¿Cómo se puede penalizar a todos por los pocos que no cumplan?
¿Cómo se va a contratar más porque se pueda despedir de forma más fácil?
¿Cómo mejora el empleo la eliminación de incentivos a la contratación y sin embargo no han pensado en bonificar o rebajar el coste de los seguros sociales a las empresas?
¿Cómo se explican subidas lineales como el IVA? ¿Qué arregla?
¿Quién entiende que no se haya pedido contrapartida alguna a los bancos por inyectarles el dinero de todos; el dinero que deberemos durante años y años? ¿Y qué les decimos a los desahuciados?

Quiero políticos sin matones
Que nos hagan creer en el valor del diálogo
Que vayan con la cabeza alta (pero no como Cospedal)
Quiero seguir diciéndoles a mis hijas que votar es importante; y opinar e informarse.
Quiero una clase política que esté donde tiene que estar (en un incendio ) y no donde es más vistoso (en la Eurocopa, en la entrega del Códice Calixtino)
Quiero políticos con sentido de estado y con sentido común
Quiero políticos que se preocupen por el bien común (¿De verdad es tan difícil? ¿Lo hacemos todos?)

Parece que me ha hecho la boca un monje (como dicen por aquí) porque no paro de pedir. Seguro que el Gobierno me dice que estoy escribiendo una carta a los Reyes por encima de mis posibilidades.

Pero, Queridos Reyes Magos, siempre confío en que el calificativo de "Magos" funcione. Y esta vez lo váis a tener que demostrar. Porque la petición me corre prisa. Renuncio al resto de regalos que tuviérais en mente para mí (los de este año y los de los venideros). Y no me importa que los nuevos políticos no vengan envueltos. Que si cumplen la mitad de los requisitos, me los llevo puestos a todos.

Un abrazo. Grande, que os va a hacer falta con tanto trabajo.

PD: Dejo Zanahorias y agua para los camellos.
PD: Otra vez estamos hablando de Igualdad.

Odio a Peter Pan

Odio a Peter Pan. Como el capitán Garfio. Sólo desde el sábado. Y siempre me ha encantado. Pero ahora odio a Peter Pan. Al menos un poco.

La culpa es de la mirada de género. Porque te pones las gafas y lo ves todo. Porque nunca me había fijado en esa Campanilla mirándose las caderas en el espejo por si está gorda, en la pandilla de sirenas celosas y puñeteras, en los indios diciéndole a Wendy que las mujeres no pueden bailar, ni en el padre de los niños que queda a la altura del betún como el típico padre gruñón con imaginación cero y sensibilidad nula. Pero ahí están. Ya sé, ya sé. La película es de 1953, basada en un libro hijo de una época. Si está claro. Si el contexto es el contexto.  Pero ahí están. ¿Me lío la manta a la cabeza y digo "Aquí no se ven más películas moña"?¿Cuánto influirán los dibujos en ellas? Me queda la duda.

Siempre les puedo poner a mis hijas "El libro de la Selva" que, total, no tiene mujeres más que al final y Bagueera es un cañón. Así la cosa no se nota mucho. O Tom y Jerry, que el patrimonio de las persecuciones es de todos los géneros. Porque como me ponga a repasar a Blancanieves (ese momento “os limpio la casita”) , a Cenicienta o a La bella durmiente (con su objetivo matrimonial como destino), es para echarse las manos a la cabeza. Con ellas ya era consciente de sus pegas pero, ay, de Peter Pan no me lo esperaba. De todo el elenco princesas me quedo con la Bella, que por lo menos lee; o con Mulán, que la muchacha tiene su carácter. Si me apuras, también con la Sirenita, que se lanza a la aventura ella sola. O hasta con la muchacha de Tarzán, que es científica (oh, rareza). Pero como me ponga a analizar todas las películas y dibujitos con filtro me va a dar un infarto de género.

Y me niego, oiga. Así que este recién nacido resentimiento por Peter Pan creo que lo voy a relativizar un poco. Porque lo grave en realidad es que no hace falta remontarse a 1953 para ver películas que me quiten el sueño igualitario a golpe de abnegación. Barbie tiene una buena colección bien reciente de películas ilustrativas (claro, que yo nunca he podido con Barbie y temo el día en el que me pidan una mis hijas). O el Pequeño Pony que tiene serie y película para morir ahogado en almíbar.

O esos bonitos complejos para madres e hijas que alimentan el mundo de la fantasía monocroma del rosa feliz para convertirnos a “todas” en  princesas Miss Sunshine de película y desfilar. Y que conste que yo no tengo ningún problema en que mis hijas se vistan de princesas. O de dinosaurios, o de piratas, o de trogloditas, o de reinas del desierto y brujas (este es mi favorito).

Así que voy a tener que buscar una decisión salomónica e intentaré compensar la sobredosis de felicidad Disney (que yo he visto todas, confieso) con cuentos y películas que aporten otros modelos (Se me ocurre a bote pronto un Edad de Hielo pero se admiten recomendaciones). Que hay que ver de todo en la viña audiovisual. Hasta para poder opinar.

De momento, voy a intentar rebajar mi preocupación para no morir de exceso de visión y porque, en realidad, mis hijas ahora lo que quieren ser es Peter Pan y los piratas. Intentaré llegar a un entente cordial con mi mirada de género para disfrutar de los dibujos (que siempre me han gustado), y confío en que, dentro de poco, todo se pueda explicar. Que enseñe a mis hijas a hacer preguntas. Y tenga respuestas que ofrecer.

Estimado Sr Gallardón


Estimado Sr Gallardón.
Me dirijo a usted con desconcierto y sorpresa. "La libertad de maternidad hace a las mujeres auténticamente mujeres"Qué perverso es usted. "libertad de maternidad", qué concepto. ¿Entiendo que es la libertad de ser madre o no? Ay, que no va a ser usted tan magnánimo. Pero le gusta jugar con las palabras. Llevo meses dándole vueltas a la obsesión que le ha entrado con la maternidad pero las declaraciones de ayer fueron inmensas. Siento comunicarle que no se ha ganado a todas las madres del país, si es lo que pretendía. A mí no.


Porque volvemos a lo de siempre. Mujer igual a madre. Si no eres madre, no eres mujer. Y si no cuidas de tus hijos lo suficiente, no eres buena madre. Y para cuidar de tus hijos todo el tiempo, mejor que te quedes en casa. Y ya está, convertidas en contenedor reproductivo otra vez. Qué sutil, Sr Gallardón. Menos mal que Soraya Saez de Santamaría ha sido madre antes de hacerse con el cargo, que si no, íbamos a tener una vicepresidente de segunda.

Pero si la cosa va de baremos, de segunda clase y primera, vamos a ello: ¿Cuándo para usted, Sr. Gallardón, los hombres no son suficientemente hombres? Miedo me da. Todos los hombres (y las mujeres) nacen con tantas posibilidades como su entorno les permite y más. Pero no todos suben el Everest, ni todos cambian el mundo, ni todos se convierten en personas honradas. ¿Dónde va a poner el listón? Me interesa Sr. Gallardón. ¿Lo pondrá también en su derecho a la paternidad? ¿En la "violencia estructural" que ejerce la sociedad para que los hombres no cojan ni siquiera sus 15 días de baja? ¿O con llevarlos al fútbol los domingos convalida el carnet de padre? ¿Y si no tienen hijos, son hombres de segunda? Ya veo a las hordas de hombres sin vástagos buscando pareja reproductiva con ansia, no vaya a ser que se queden a medias en su hombría.

«Mientras exista en España la más mínimaposibilidad de que una mujer no pueda, en plenitud, ejercer su derecho a lamaternidad, de este grupo parlamentario (PP) y de este gobierno tendrá siempre la solidaridad y no la actitud de silencio cómplice culpable que practica el Partido Socialista». Le reconozco el mérito por darle la vuelta a la tortilla. Ni Sun Tzu podría haber escenificado mejor aquello de no hay mejor defensa que un buen ataque. En vez de poner a las mujeres que abortan como "asesinas" , que es lo tradicional y, la verdad, viste menos, mejor vamos a convertir en víctimas a las madres y en los partidos que apoyen la libertad sexual en "culpables". Genial.

Sr. Gallardón: yo no veo ni siento una sociedad donde se acose a las mujeres para que no sean madres. Más bien al contrario, pese a que haya casos (claro). Puede que vivamos en sociedades distintas usted y yo. Pero ¿cuántas mujeres conoce que no presuman de ser madres? ¿Y cuántas que hablen de que han decidido abortar con naturalidad? ¿Quién siente más amordazada su libertad? ¿Una libertad de decisión que esconden incluso de palabra porque la misma sociedad que usted dice que acosa a las embarazadas no lo ve con buenos ojos?

Me pregunto cómo se puede llegar a pensar y a considerar que la mujer es tan loca , infantil e irresponsable que , en cuanto la dejen, se va a dedicar a abortar como las locas a modo de práctica de ocio (los datos hablan). ¿Cómo se puede pensar que las mujeres abortan por deporte? Y en estos casos no sé hablar por todas las mujeres. Sólo por mí. Y creo que un aborto no debe ser un plato de gusto para nadie. No lo sería para mí. Imagino que yo no tomaría una decisión así a la ligera. Uno no sabe cómo va a reaccionar en determinadas situaciones pero creo que para mí no sería una decisión fácil. Por eso no comprendo que una ley me tome por imbécil. Que, además del peso que supone una decisión así, una ley ponga más zancadillas. Me cuesta comprender una ley de supuestos que sólo me permite decidir si tengo o no hijos si soy una mujer o violada o desequilibrada. No hay opción a que sea una decisión producto de la reflexión. Ay, perdón, que como soy mujer, no sé qué hago reflexionando.

Así que le pido encarecidamente que no salga a defender mis libertades. Porque, honestamente, me siento una mujer de primera desde siempre y no sólo desde que tengo hijas. Y veo a las mujeres de mi entorno todas mujeres de bandera. Dedique su tiempo y su esfuerzo a otras cosas como el atasco de la justicia o las garantías procesales, porque lo veo yo más de su negociado. Por favor, Sr. Gallardón, no me defienda. Que el tiempo de los caballeros en defensa de las damas desvalidas ya pasó.

Quiero pagar impuestos (pero no dos veces)


Yo quiero pagar impuestos. Dicho esto, que ya sé que para algunos no va a sonar muy popular, matizo.

A mí me recuerda a las familias numerosas, como la mía. En casa hay una máxima no escrita por la que sabemos que se le da más a quien más lo necesita (y no hablo sólo de dinero). En cada momento. Y así veo yo el asunto: un reparto en función de quien más lo necesite.Y puede que el que más necesite sea el que sea más torpe o el menos trabajador o sólo el que haya tenido menos suerte ¿Pero quién decide dejarlo caer?

Con dos diferencias. Una, que en una familia no se deja caer a ninguno. Mientras que en el Estado tampoco, pero se articulan mecanismos para pillar a los caraduras. Y otra diferencia importante. Que en una familia, más o menos, todos parten de una misma situación (más o menos) y en la sociedad los hay que nacen perdiendo.

"¿Y por qué tengo que pagar por otros?", escucho.

Yo sé por qué pago yo. Pago para que mis hijas tengan las mismas oportunidades de tener una educación de calidad me vaya bien a mí o no. Para que puedan contar con una atención sanitaria digna y puntera sea yo o no una buena abeja productora. Para que todos podamos viajar por carreteras seguras, y contar con una justicia en la que la balanza no la desequilibre un cheque. Para que cualquier persona tenga derecho a querer mejorar su situación parta de donde parta, a ser defendidos por una sociedad justa y una policía coherente y no desproporcionada.Y trabajo cada día para no caer ( y por otros muchos motivos que no vienen al caso). Pero sí sé que si caigo espero no hundirme y que el Estado esté allí para recoger mis mínimos ( y no sólo los de los bancos) y salvaguardar las oportunidades de mis hijas y las mías, porque yo también tengo derecho a fracasar y volver a intentarlo. Y todos los demás también.

"Es que no somos iguales". Claro que no. Pero todos deberíamos tener las mismas oportunidades y el mismo derecho a equivocarnos. ¿O sólo pueden emprender aventuras y arriesgar los que tengan colchón?

Así que sí, soy de las que quiero pagar impuestos. Pero exijo que sean impuestos justos y no quiero pagar dos veces. Pagaré en función de mi renta. Y si tengo que pagar más significará que me va bien. Porque no es verdad que estamos en la cultura del gratis total. Se paga con las horas del trabajo de todos que no son gratuitas en ningún sentido.

Por eso no entendí ni entiendo medidas como la del cheque bebé para todos y no proporcional.
Por eso no entiendo que se esté hablando sobre el copago sanitario (o repago, o bipago) si por un lado se recorta y por otro se nos pide pagar dos veces (porque sí, más o menos y aunque mejorable, los impuestos son proporcionales).
No entiendo que en Cataluña sea un cheque el que decida quién se opera antes, y no la prioridad médica.
Por eso no acabo de entender la subida del IRPF que creo que carga especialmente a los de en medio.
Por eso no entiendo que en Madrid se hable de libertad de elección en la escuela cuando el asunto suena a debate elitista. Porque el problema no es que los padres escojan colegio sino que los colegios sean los que escojan alumnos y la igualdad de oportunidades básica se pervierta. No vaya a ser que se les junten muchos cortitos y la liemos con el nivel.
Por eso no entiendo que se hable de "milongas" cuando se habla de dependencia y de miles de personas que cuidan y  necesitan cuidados. Y no todas pueden pagarlos.
Para eso están mis impuestos.

Quiero pagar impuestos porque quiero un sistema que me deje hacer, pero no hundirme. No quiero tener que sumar a una enfermedad el estrés de la quiebra familiar como en EEUU.
No quiero hacerme la pregunta con una enfermedad crónica ¿le cuesto demasiado al estado? Mejor me dejo morir y contribuyo a la austeridad nacional.

Igual lo que hay que hacer es concienciar sobre lo que valen las cosas. Pero esa es otra historia. Y por eso no se cobra. Así que sí, quiero pagar impuestos pero quiero que se gasten bien.

 Por cierto, sí, esto también es hablar de igualdad.








Feliz día de la Mujer sin cifras (hoy)

Iba a liarme la manta a la cabeza y repasar todas las cifras sobre mujeres que hay en las estadísticas de la ONU y en las nacionales, que son muchas. Sobre pobreza, sobre voto, sobre número, sobre presión. Pero hoy no tengo ganas de números y los medios estarán llenos. Se me ocurre que no tengo mejor manera de celebrar el día de la mujer que con mujeres. Con nombre y on historia. Que todos los días se levantan y se enfrentan a sus vidas a su modo. Peleando y aprendiendo. Que todos los días dan una lección de vivir a su manera. Con puntos de vista distintos, con formas de pensar diferentes, con modos de afrontar las cosas particulares. Son mujeres de verdad. Y seguro que cada una de ellas estará detrás de alguno (o varios) de los números de todas esas estadísticas. Lo que las hace especiales hoy para mí es que están cerca.

Cristina, Bobe, Susana, Marga, Magui, Salomé, Silvia, Paloma, Rocío, Loli, Helena, Analía, Ana, Tanja, María, Sonia, Carolina, Amaia, Marina, Bárbara, Blanca, Lucía, Raquel, Noe, Olatz, Sara, Virginia, Carmen, Marta, Marián, Alicia, Lía, Chiqui, Araceli, Merci, Yolanda, Marisa, Gema, Isabel, Pilar, Reyes...

Y, sobre todo, Berta, Noa y Clara (3 y 2 años) que quieren ser princesas y piratas, que juegan al fútbol y a las cocinas, que saltan de sus bebés a sus coches sin complejos ni filosofías. Que juegan con Rafa o con Inés, y buscan gnomos y espadas en el bosque. Que pintan un sol y una bruja, y piden cuentos de la selva, de topos, o de caperucitas. Sobre todo ellas. Porque en ellas no hay trampa ni cartón. Aún no.

Feliz día de la Mujer


Sobre los gestos con fondo o cómo la incoherencia preside mi lengua


Queridos, queridas. La incoherencia preside mi lengua. Me declaro amante de las lenguas en general y de la española en particular. Cornucopia, botijo, merendero o hipopótamo valen lo suficiente para caer rendido ante ella. Del mismo modo, me declaro más que sensible a los temas relacionados con el reconocimiento de las mujeres y la igualdad. Dicho esto, confieso, y últimamente esto parece un confesionario, que la incoherencia preside esta entrada.  La incoherencia preside mi lengua.
Por un lado sé y defiendo que los gestos son importantes, que las palabras crean realidades, que el lenguaje es poderoso, que tiene la virtud de incluir o excluir, de crear realidad. De hecho, casi cada día añado la palabra padres a frases hechas sobre (siempre) madres. Por otro, me revelo contra un los y las jóvenes, se me enreda la lengua y no suelo pensar en ello cuando toca redactar textos periodísticos. Quizás es la costumbre lo que me lleva. Quizás soy una de esas víctimas de la herencia de siglos que me resisto a la inclusión femenina en mi conversación sin saberlo. Estoy intentado descubrirlo. Por eso me alegro de que se haya abierto el debate con la RAE incluida en el fregado. Porque manifiesto que esta duda me corroe, porque el objetivo al final es comunicarse y a veces algunas palabras esencialmente femeninas en un contexto concreto van cargadas de machismo sin necesidad de unos y unas. 

Y me planteo la diferencia entre lo importante y lo necesario. Seguimos pidiendo guarderías "para ayudar a las madres", sólo a las madres (acoto: es una frase real en un contexto real dicho por una persona real que obligaba a usar "las jóvenes y los jóvenes" en los textos), pero luego queremos que los textos incluyan ciudadanos y ciudadanas. En Finlandia "él" y "ella"  se dicen con la misma palabra pero yo tengo una amiga finlandesa a la que echaron del trabajo por estar embarazada. Vamos, que todo tiene que cambiar. Muchas cosas. Y el lenguaje no es definitivo pero sí importante. 

Y me pregunto cuántas personas andamos perdidas en lo políticamente correcto y nos olvidamos del fondo de todos los gestos y del significado de todas las palabras. Porque los gestos sin fondo al final sólo se quedan en un embrollo, y nos enfangan y nos despistan. Y así me siento yo: esencialmente despistada.

Por eso me alegra el debate, como a muchas y muchos otros. Porque creo que puede ayudar a recuperar un fondo a veces perdido, un sentido en cada una de las peticiones por un lenguaje no sexista; puede ayudar a priorizar entre lo urgente, lo necesario y lo importante. Y todas esas voces (muchas) estarán hablando de igualdad, de construir sociedad; y muchos "fundamentalistas" del lenguaje "clásico", que también hay muchos, tendrán que pararsea pensar. Yo también. Así que estoy siguiendo el debate. Detenidamente. Me interesa. Y prometo sacar conclusiones.