Lavar despacio

Estáis acostadas.Os habéis dormido enseguida: una charlando en su idioma particular y la otra esperando los últimos mimos del día. También notáis el cansancio de la semana. Cuando dormís, parece que vuestra respiración es la que marca el ritmo de la casa en estos momentos: calma total. Y a mí me gustaría llegar los viernes y dedicar ese rato tranquilo a escribiros, a pensar sobre algunas de las cosas que me interesan, sobre lo que es justo, sobre cuánto nos parecemos todos y cuánto nos diferencia, sobre la igualdad que también pertenece a los hombres, sobre por qué la historia de las mujeres parece una historia aparte, sobre por qué la coletilla "de mujeres" es todavía necesaria para contar cosas que se han olvidado o escondido; un rato para darle vueltas a los detalles pequeños que nos acercan y a los que nos alejan. Pero hoy no tengo fuelle para tanto. Por un lado, porque llego exhausta. Y por otro, porque la actualidad me abruma. Creo que voy a dejar de perseguirla hoy. La lavaré despacio.